Alguna vez les ah pasado que no pudieron hacer algo y tienen las ganas
de hacerlo y luego se olvidan, y pues luego de mucho tiempo lo recuerdan y
cuando lo hacen es como que has cerrado una puertita de ti adentro que abriste
una vez y nunca la pudiste cerrar. Pues bueno a mi si me ha pasado.
la primera vez que abrí una puerta fue cuando estaba como en 2do grado
de secundaria, o tal vez el 1ro; una profesora, realmente ni me caía bien, nos
empezó a leer una obra y pues me encanto, claro que la profesora solo creyó que
había tenido éxito al ver que la estábamos escuchando, pero en mí causó un gran
impacto, bueno solo por la obra, ya que ni me acuerdo su nombre o su cara o por
lo menos cual era el curso que enseñaba, pero me acordaba perfectamente la
historia que nos contó; lo triste fue que nunca nos termino de leer la
historia, y pues aunque siempre tuve ganas de leer la obra, no sabía ni como se
llamaba. Claro ustedes pensaran que yo era una niña muy tonta, porque
simplemente le pude preguntar el nombre, y pues lo hice, pero perdí el nombre y
pues luego pasaron cosas que ni recuerdo, el punto final es que nunca pude
terminar de leer la obra y pues me la pase así, claro que sin atormentarme, seguí
mi vida normal, una vida simplemente normal, hasta que en 5to de secundaria, ya
en otro colegio me toco una profesora de literatura que era un encanto, era muy
buena y pues enseñaba muy bien, de ella sí recuerdo su nombre, es Laura. Así
que un día lo recordé y me anime a preguntarle, le conté toda la historia
cuanto me acordaba a mi nueva profesora y pues ella me dijo que el nombre de la
libro era “Ensayo sobre la Ceguera”, esta vez lo grave muy bien en mi mente y
como la mente es traicionera, también lo apunte en un papel y como siempre se
me pierden los papeles, también lo apunte en mis cuadernos, no fueron todos los
cuadernos pero creo que si los apunte en varios, así que así me quede, con el
nombre apuntado en un cuaderno; busque el nombre del autor en internet y pues
su nombre era José Saramago; falleció en el 2010. Bueno así que ahora tenía el
nombre de la obra y del autor, era todo perfecto pero como nunca fui eh sido
buena para conseguir un libro y en ese tiempo no sabía cómo descargarlos de
internet, seguí con eso, hasta que un día en una reunión familiar con la
familia de mi papá, que por cierto poco nos visitan, vino mi tío, quien realmente
creo que fue la primera vez que nos visito y eso solo luego de que sufriera un
ataque cardiaco y pues fue lo que lo hizo recapacitar sobre la forma con la que
se relacionaba con su familia. En fin, en esa reunión familiar la cena se
estaba retrasando y como estaba algo aburrida saque una obra pequeña para leer
mientras servían la comida, esta obra se llama “Juan Salvador Gaviota” de Richard
Bach; mientras la leía, mi tío me vio y me dijo que a él también le gustaba
leer, así que entretanto de hablar de libros, me acorde de mi libro aun no
encontrado y me comento que él lo tenía, casi lo abrazo cuando lo escuche decir
eso, pero claro que no lo hice pues no soy tan unida a él, él me dijo que mi
tía me lo iba a traer y pues así fue, así que leí él libro y no paso mucho
tiempo para enterarme que había una película de la obra, que por cierto es muy
buena, aunque siempre es mejor la obra.
Entonces así fue como cerré una de mis puertitas internas, la segunda
vez que abrí otra puertita es otra historia que la contare en otro momento.